Durante mucho tiempo todos creemos que podemos estar a salvo de la oscuridad. No nos engañemos, es una falacia muy bien creada en nuestra mente. Yo entro en la oscuridad cuando mi sexualidad se sumerge hasta el fondo y poco a poco va creando un remolino en las tranquilas aguas del día a día.
¿Resultado? Crece ese remolino cada vez más rápido y con más fuerza, haciéndome poco precavido ante la sociedad. Mostrando mis ganas de devorar sexo, devorar almas, devorarme a mi mismo.
¿Soy peligroso? No creo, lo dudo, solo salvo que desees conocer mi mundo. ¿Te atreves? Entra, dame la mano y disfruta del placer de la carne en su máxima expresión, permíteme que te guíe de la mano para poder irte explicando como debes actuar en cada caso, en cada situación, en cada acto reflejo al dolor que experimentarás en tu carne a través del placer que te provocarán los otros elementos.
Veo en tu rostro una mueca de temor. No, repito, no temas. No quiero provocarte daño alguno. Ahora voy a bajar las luces para poder acercar los elementos que necesitamos para tu satisfacción.
Imágenes originales de HR. Giger.